martes, 20 de julio de 2010

Camacho, macho

Intentaré ser lo más conciso posible.
Tengo un amigo de la infancia, Camacho, el que se casó con Ofelia, ya hablé de él en otra entrada.
Tengo también un trabajo al cual tengo que entrar a las 7,00 ahora en verano. Ayer me llamó Camacho para pedirme que le llevara esta mañana a Atocha que tenía que coger el AVE. Si habitualmente tengo que levantarme a las seis y media para llegar solamente un cuarto de hora tarde al trabajo, mi amigo me estaba pidiendo que me levantara a las cinco y pico para ir a por él y llevarle a Atocha. No es la primera vez que me pide cosas así, aunque yo nunca le he pedido nada parecido a él ni a nadie nunca. Supongo que soy demasiado orgulloso para hacerlo.
Pero debo intentar ser conciso para no ahuyentar a posibles seguidores. Al grano macho.
El caso es que, como creo que más o menos ya conté, mi amigo y yo desde hace tiempo no vivimos sino en las postrimerías de lo que fue nuestra gran amistad, ya perdida por mucho que hagamos los dos como si no fuera así. Ahora él es un joven empresario empeñado en su trabajo y en zp que a mi, francamente, me aburre bastante; algo que jamás hubiera pensado de él hasta no hace tanto. Vive en la órbita de su mujer, Ofelia, ya dije, una mujer cuyas opiniones y cuyas cosas, cuando no me aburren, me irritan. Aun así y todo a menudo me siento incapaz de no hacer favores así si me los piden, es una debilidad que tengo.
Esta mañana le he ido a buscar, como decía, con un sueño tremendo como es natural. Camacho presume por cierto mucho, muy a menudo, con esa arrogancia solapada propia de quien se las da de modesto, del mucho dinero que tiene. Mi madrugón le permitía ahorrarse unos 40€ de taxi, supongo. Pensaba en eso mientras desayunaba. El caso es que he llegado ocho minutos tarde a su casa a recogerle, y durante el viaje a Atocha ha hecho visibles esfuerzos por no parecer, además de aprovechado, antipático y desagradecido. Me ha preguntado por mis mujeres, por el resto de amigos, mientras miraba nervioso el reloj. He visto con una claridad dolorosa que no le importa otra cosa que su negocio, su familia y el Real Madrid. Cuando hemos llegado se ha bajado y ha salido corriendo casi sin despedirse (cosa perfectametne normal por otro lado, porque perdía el tren).
Por lo general, aun en crisis declarada como estoy ahora, si no tiene nada que pedir, como un plan de escape de Ofelia ni nada así, pasa días sin llamarme, y en general soy consciente de que no le importan mucho mis asuntos, mis opiniones, mi estado. Se nota cuando las cosas que cuentas no interesan al otro.
En fin, no me gusta este zumbido que, con pocas y confusas palabras, me dice que Camacho se aprovecha de mi, amparándose en mis persistentes y juveniles prejuicios acerca de la amistad para utilizarla como una empresa de servicios. Hoy es la primera vez en mi vida que he tenido esta sensación de que la situación ha llegado demasiado lejos, y que por el mismo orgullo que no me permite pedir favores no los haré tan alegremente a mis amigos en el futuro tampoco. Es horrible ir derribando poco a poco así los muros de las ilusiones juveniles, vivir, ver, comprender.

Porque, ¿qué me importaría realmente ser un imbécil y seguir así sin darme cuenta, feliz por sentir que tengo amigos?

3 comentarios:

  1. Vivimos y morimos solos.

    No es tan difìcil de ver.

    Tu eres su amigo. O amigo de su recuerdo.

    Èl, ya no te recuerda.

    Triste. Pero es la vida.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Me es muy familiar tu comportamiento Juan C. te lo digo porque yo soy de esas tontas que hace muchos favores, y en cambio no los pido. En mi caso no es orgullo, o eso creo, pero tampoco sabría decirte lo que es. Será que soy tonta....

    Lo que te propones me parece perfecto, de verdad que si, y si consigues llevarlo a cabo, te agradecería que me explicaras como lo has conseguido, porque yo, por más que lo intento, no hay manera :(

    "Enga" arriba el ánimo, que aquí tienes y tenrás amigos, que no piden favores jajaja!!

    Un besito :)

    ResponderEliminar
  3. Gracias por vuestro consejo chicos, incluido el tuyo, argentino, tan crudo.
    Hoy me ha pedido que fuera a recogerle, gatanegra, y lo he hecho. Es bastante sencillo, le he dicho que no. Ya lo había hecho otras veces, pero a Camacho si puede ahorrarse unos euros no le importa el orgullo.

    Pasadlo bien, y gracias por vuestras visitas.

    ResponderEliminar