viernes, 20 de agosto de 2010

Artemis II

Hablando con Artemis esta mañana me ha dicho que aceptó ayer un puesto de trabajo como limpiadora en el centro de investigación en el que estuvo durante un tiempo trabajando, como científica becada.

Cuando la conocí hace un año estaba a punto de acabar su tesis sobre crustáceos, una tesis en la que sigue estancada. Escribía además unas poesías que me parecieron muy prometedoras, de aliento largo y lánguido, que me parecieron y me siguen pareciendo hermosísimas. Iba a un centro de investigación marina por las mañanas y hacía allí sus cosas microscópicas y tomaba sus notas hasta por la tarde.

Pero lo que destaco aquí de ella, lo que me ha sublevado y por lo que me he sentado a escribir, es ese carácter suyo natural, desinteresado, que no sabe uno si es pureza o ingenuidad. Esa mirada limpia y bondadosa que Artemis vierte sobre el mundo confunde de primeras, se siente que se puede decir lo que se piensa, sin filtros, y al rato se es otro, otro mejor. Después de tantos años de vida el surgimiento de una mujer así es un acontecimiento casi sobrenatural. Nunca noté en ella un mal pensamiento, nada retorcido, ni una palabra que no fuera de enorme empatía hacia el mundo.

Ahora, con casi cuarenta años y no habiendo hecho nunca daño a nadie, habiendo ayudado a obtener papeles a inmigrantes (llegó a casarse con uno), habiendo trabajado gratis por principios, estudiado toda la vida, derrumbados los sueños, Artemis se ocupará de limpiar los váteres y los suelos de quienes fueron sus compañeros de investigación. Ella estará bien, de todas formas. Creo conocerla, y le dará igual y hablará con sus antiguos compañeros con toda naturalidad, con la fregona en mano y los guantes azules puestos no intentará ni por un instante disimular ante ellos que está dolida.

Pero ¿no le da a Dios vergüenza a veces de haber creado un universo tan chapucero?

2 comentarios:

  1. Que penoso.

    Supongo que debe pasar esto, a consecuencia de la crisis econòmica.

    Aquì han pasado cosas asì. Y lo que mas rabia da, es que, alguna inepta con buenas puernas, consigue màs que gente capaz y esforzada.

    Que Artemis no se derrumbe.

    La vida, da revancha.

    Un abrazo.

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  2. A Dios debería darle vergüenza muchas cosas, entre ellas lo que tu cuentas. Pero a Artemis jamás, su trabajo es tan digno...no! ¡mucho más dignos! que el de otros. Porque quitar la "mierda" de otros, no está pagado por nada del mundo. Mis respetos para Artemis.

    Y a ver si a Dios le da un poquito de vergüenza y Artemis recibe lo que se merece, que por lo que cuentas de ella, se merece un cachito de cielo, o una buena lotería jajaja!!

    Un abrazo!

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