viernes, 22 de julio de 2011

No sin mis gafas

Con el invento del láser mucha gente se opera de la vista ahora, pero yo prefiero seguir con mis gafas puestas. Me gustan mis gafas más que nada por la cara de imbécil que se me queda al quitármelas.
No hace falta estar recién levantado, ni enfermo, no me hace falta tener mala cara un día: Mirarme al espejo sin las gafas puestas supone siempre una indiscreción, una mirada impúdica sobre la desnudez del rostro, ahí va el rastro apagado de los años, aquí cierto cansancio, en los ojos, acá estas marcas que se acumulan, pequeñas amarguras que van haciendo del rostro una muestra viva de vulgaridad... en cambio ataviado con las gafas soy un ente unitario, redondo y sin vergüenzas aparentes. Es decir que mi ego se desmonta cuando me quito las gafas, dándome cuenta entonces de hasta qué punto me concibo a mi mismo como una caricatura.
Es obvio que la vergüenza del propio rostro está ahí de todos modos, como la calavera de uno, pero no resulta tan evidente tras el escudo de unas buenas gafas, igual que la calavera se disimula bien con unas carnosas narices por delante.
Una vez vi la cómica fotografía de un chimpancé con unas gafas y la verdad, el chimpancé parecía otra cosa, mucho más delicada y menos sucia.

No me veo tan desorbitado cuando llevo mucho rato sin ellas, entonces pasadas unas horas mi cara se asienta y vuelvo a reconocerme, pero recién quitadas aparece el cachorrito humanoide de mirada perdida, imbécil ya digo, y resulta tan evidente y autodestructivo el espectáculo que evito mirarme a los ojos por ejemplo recién duchado. Rápidamente vuelvo a ponerme las gafas, mi escudo entre yo y el mundo.

Así que hoy le he dicho a mi madre por enésima vez que no, que no me opero.

Saludos,

(claro que la cara de imbécil puede ser solo por la perplejidad de un mundo desenfocado)

2 comentarios:

  1. Si Buda hubiera sido miope...¿se nos iluminaba en minutitos?

    ResponderEliminar
  2. Yo también prefiero las gafas y más desde que me enteré que la operación con laser no es definitiva.
    Conozco dos casos en que después de unos años han tenido que volver a operarse.

    Además que les he cogido cariño a mis gafas.
    Hemos visto muchas cosas juntos y eso nos ha unido para siempre.

    Saludos.

    ResponderEliminar