viernes, 9 de julio de 2010

Maldición

Tengo colgada alguna especie de maldición en mis relaciones con las mujeres. A falta de explicaciones concluyentes no me queda otra creencia que la maldición de Jimena (ella siempre tuvo algo así como de bruja, y me vaticinó en nuestra última ruptura que nunca me iría bien con ninguna otra mujer, de eso han pasado ya unos años y, casualmente o no, acertó).
Las maldiciones son algo así, creo yo: penden recatadas de la conciencia, y solamente se presenta su verdadero peso cuando se produce el movimiento de quien inadvertidamente la lleva colgando. A menudo la felicidad, o la dicha, o el más modesto impulso sirve para que se manifieste ese fastidioso, maldito y misterioso fardo pendular.

Ahora que lo releo pienso más bien que esto de las maldiciones consiste más bien en un intento (bastante tosco por cierto) de explicar lo inexplicable, de encadenar este caos aun con metafísica, o magia, pero bueno. El caso es que mi viaje a Francia con Ártemis ha resultado un desastre, que ayer en la playa rodeados de sol, bañistas, un poco fastidiado, le dije que quería volver a casa, unos días antes de lo que teníamos previsto.

El caos del que hablaba es más o menos este: ¿Por qué no puedo enamorarme? ¿Cómo es que todo (desde Carcassone a las conversaciones íntimas que me rodean) me resultan tan postizo, tan artificial? ¿Cómo puede ser que me parezcan más auténticas algunas ficciones que lo que entre todos convenimos que es “la realidad”?
Artemis es una mujer maravillosa desde todos los puntos de vista. Si la juzgase imparcialmente no me quedaría más remedio que decir de ella que es elegante, culta, divertida, inteligente, y guapa. No exagero. Y sin embargo su compañía me resulta la mayor parte del tiempo insufrible. Me fastidian sus excitados esfuerzos por agradar, sus anécdotas del pasado, esa sensualidad huidiza suya y ese contagioso estado de congoja en el que parece vivir. El jueves por la mañana, en Arlés, la confluencia de esos estados acumulados durante días fue declarándose hacia el mal humor. Solamente cuando le dije que todo había acabado, que me volvía a mi casa, durante nuestro viaje de vuelta entre explicaciones, canciones en el cd y algunas lágrimas, volví a verla y a escucharla plena como al principio, valiente, sin más intención que la verdad por dolorosa que esta fuera. Recuperé a la chica que me gustaba una vez que la había perdido. Caí así, de repente, en lo que estaba escapándoseme, otra maravillosa mujer más. Sí, Artemis, otro gran amor perdido, tan lunar, que resplandece solamente en la desdicha, y que nunca volverá a ser mia.

Pido solamente a los dioses que se ocupan de estas cosas del amor que no me castiguen por despreciar así sus dones, que sean indulgentes conmigo. Se lo imploro.

Les agradezco todo lo que me han dado.

No obstante creo estar listo para cuando me llegue el frío, para cuando todas estas piruetas y trompicones amorosos acumulados empiecen a dolerme.

Aceptaré sin rencor el castigo de la soledad, si las divinidades deciden que ya está bien conmigo.


Por si acaso, ¿alguien que lea esto podría recomendarme alguna bruja que eliminase el maleficio de Jimena?

Muchas gracias.

3 comentarios:

  1. El mejor rompemaleficios es no creer en ellos, dejalos pasar de largo. Digamos que simplemente aún no has encontrado a la mujer que encaje a la perfección contigo y tus "cosas". Y que conste que no digo a la mujer perfecta, ya sabemos que la perfección en el ser humano no existe. Lo que si existe es una persona (supongo que mas de una) que encaje contigo como las ruedecitas de reloj, esas que tienen dientes y se ensamblan a la perfección. Así que no desesperes, dicen que lo bueno se hace esperar.

    Un besito, y buen finde ;)

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  2. uff maleficios, cosas de esas que miedo, no sera que no encontraras a esa mujer que tu corazon desea.
    Las mejores cosas de la vida llegan sin esperarlas, sera un dia al cruzar una calle, o trompezar con alguien que te veras reflejado en una mujer y sera ese el dia que tu vida haga un giro de 180 grados...todo a su tiempo.
    Pero no creas en eso, la suerte o la mala suerte no la creamos nosotros siendo positivos o negativos...espero que elijas ser positiva y atraeras realmente todo bueno.
    Suerte.
    Primavera

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  3. Bueno, muchas gracias a las dos, aunque sea por no creerme que estoy efectivamente maldito. la verdad es que se agradece.
    Un beso.

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