miércoles, 14 de julio de 2010

Bruja

Hoy he vuelto al trabajo.
Una de las pocas opiniones que el personal de mi empresa comparte es que en nuestro trabajo tenemos una compañera que es una auténtica bruja. Ateniéndonos a un riguroso procedimiento democrático podemos afirmar, pues, con total autoridad que en efecto mi compañera es una bruja.
Entrar a enumerar o valorar los comportamientos que nuestra compañera adopta para haberse granjeado ese título sería amargo y arduo. Baste decir que no entra en los parámetros de lo que comúnmente se tiene por una buena persona. A grandes rasgos diré que nos parece a todos artera, maledicente, chivata y grosera. Una joya. Aunque estamos todos hartos de ella no la despiden es porque, después de tantos años, la indemnización les saldría muy cara a los jefes.
A pesar de esta soltura con que lo empleo, dicho término ha sido pronunciado hoy por primera vez en voz alta aquí dentro, que yo haya oido. Una compañera, refiriéndose a ella tranquilamente como "la bruja esta" ha contado a los demás alguna fechoría perpetrada el día antes. No se ha producido estremecimiento ni rumor alguno entre los oyentes al ser pronunciada la palabra "bruja" (la palabra tiene su miga. Por mi experiencia he comprobado que actualmente se emplea para designar a un elemento llamémosle nocivo, socialmente indeseable). El caso es que al escuchar la palabra y al percibir el efecto causado me ha venido a la cabeza la extinta Inquisición española., institución que a mi juicio ha sido víctima de una larga e intencionada campaña de descrédito, sobre todo por los extranjeros, que la utilizaron como símbolo de la barbarie y atraso español.
Bebiendo de mi botellita de agua helada, incendiado por la imaginación de un Torquemada que entrase aquí a caballo a hacer por fin justicia, a restablecer el orden. El proceso no sería largo, y dejaría nada más que unas cenizas, pocas, y una nube quizá de mala conciencia que se disiparía en unos pocos días. Después la paz, porque la paz a veces se hace a fuego como el amor.

En el fondo todas mis notalgias de España son así de simplonas.

(no obstante, habiéndose abolido la inquisición, tipificada la hoguera como delito penal, no me quedará otra que urdir una colecta entre mis compañeros para subvencionar el despido, el destierro de la bruja)

2 comentarios:

  1. Hola. Que historia tan repetida, la de los "malos compañeros".

    Con respecto a la inquisiciòn, te dirè que aùn existe, solo que cambiò su nombre, em 1908.

    En ese año, la "Santa Inquisiciòn", se cambiò a "Congregaciòn para la doctrina de la Fe", y aùn sigue funcionando. Benedicto 16, era su cabeza, hasta ser nombrado Papa.

    El problema con la Inquisiciòn, fue que, muchas veces, tomaban denuncias falsas, para incautar patrimonios. Por eso el descrèdiro.

    Y no fue solo en España. Torquemada, tuvo un discìpulo, de apellido Caraffa, que la llevò a Italia.

    Un abrazo

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  2. Cuando veo y leo sobre el tema de la inquisición, pienso que eran injustos y que en muchos casos se equivocaban. Pero a las brujas como esa compañera tuya hay que llevarlas a la hoguera, por malas, por bordes, por chismosas, mentirosas, y por brujas!!!

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